martes, junio 13, 2006

HISTORIA DE LA VIRGEN DEL CARMEN DE HUALGAYOC

(VIRGEN DEL CARMEN DE HUALGAYOC)
La efigie de la Virgen del Carmen se remonta a treinta años del descubrimiento del primer Yacimiento minero. La tradición oral sostiene que a pocos años de construida la nueva población de la ciudad del Purgatorio los mineros purgatorinos encargaron a España por una imagen de la Virgen María para erigirla como su patrona. Pero transcurrieron muchos meses y esta no llegaba. Esta tradición respaldada por documentos de la época cuenta que hallándose alarmada la población por la presencia de cangalleros que asaltaban en despoblado a los arrieros que traían a lomo de mula el azogue destinado a las usinas de amalgamación o llevaban plata piña que enviaban los mineros a la costa para su traslado a España se formó, ha pedido de los vecinos una guardia Cívica para defenderse de los depredadores y custodiar el orden público. Se cuenta que una noche llegó al pueblo un indio mitayo con la novedad de que en las alturas del purgatorio, en la meseta llamada la Cortadera, habían acampado individuos sospechosos.
Avisadas las autoridades del lugar, Don Juan Manuel Gálvez Paz, alcalde de minas por aquel año y el alguacil mayor don Diego de segura y Ordóñez, a cuyo mando inmediato se hallaba la Guardia cívica reunieron a los vecinos hábiles para empuñar armas y se dirigieron al lugar mencionado para practicar las investigaciones del caso. Llegando a la Contadera avistaron una hoguera alrededor de la cual se calentaban varias personas del frío reinante. Más allá había varios mulos pastando en la grama natural y de los cuales, se habían ya descargado varios bultos que se podían apreciar al resplandor de la hoguera. Más que ladrones parecían simples trajinantes de paso por aquellas alturas. El jefe de los expedicionarios se presentó a la autoridad y cortésmente dijo que formaban una caravana de negociantes que iban de paso, probando que se trataba de gente pacífica. Sospechando sin embargo, de que fueran contrabandistas, el señor alcalde ordenó a los viajeros que se constituyesen en el Purgatorio y mostrasen lo que llevaban en los bultos.
Los desconocidos no se opusieron. Depositados los bultos en el salón del ayuntamiento, en presencia de las autoridades y vecinos notables, los fueron abriendo y registrando uno a uno. Entre estos había una caja larga de gruesa madera de pino, muy pesada, que llamó mayormente la atención de los circunstantes. El jefe de grupo de los trajinantes pidió al alcalde que no abriera dicha caja porque contenía reliquias destinadas a un noble de la región, más la autoridad abrió la caja. . Al quitar la tapa se dieron con una pieza de brocado de seda apareció una bellísima imagen de la Virgen María. Justamente la imagen que los Hualgayoquinos buscaban para erigirla como su patrona. En esta instancia, casi a filo de la medianoche, se requirió la presencia del párroco, fray Gregorio López de Valera y, puestos de acuerdo la autoridad civil y eclesiástica, con los demás vecinos, en su mayor parte acaudalados mineros y comerciantes, propusieron a los forasteros la compra de la efigie, más estos se negaron diciendo que ellos tenían el encargo de entregar dicha imagen a un noble español residente en una parroquia lejana, cuyo nombre no quisieron dar y a dónde se dirigían. Pero los purgatorinos no cejaron en su empeño y tras largas deliberaciones lograron convencer al jefe de la caravana, quien al fin, cedió a cambio de que los purgatorinos pagasen como precio el peso de la imagen en monedas de oro. Adquirida a este precio, Fray Gregorio ordenó que se la llevase procesionalmente desde el Cabildo hasta el recién construido templo, bendiciéndola tras celebrar una solemne misa, bajo la advocación de la Virgen del Monte Carmelo y erigiéndola, desde ese instante en patrona del asiento. (Tomado de: Noé Zúñiga Gálvez, "El socavón Compactado")